miércoles, 10 de febrero de 2010

Crónica desde el Ártico con los Monos

Perdón por el retraso. Pero entre viaje a Salamanca y pruebas de nivel de Erasmus no he tenido tiempo... pero ya está! Empieza el concierto!!!

Quinto día del segundo mes del año. Rozaban las 7.30 de un viernes cualquiera en la capital. Qué digo un viernes cualquiera!! Arctic Monkeys actuaban en Madrid! Y los alrededores del palacio Vistalegre eran un no parar. Gente de todas las edades, desde niñas gritonas de 15 años hasta post-adolescentes de 30. Y guiris, muchos guiris.

Avalanchas para entrar. La gente estaba loca y desesperada. Un cartel del grupo telonero, Mistery Jets, cubría el escenario. Esperamos un poco y alrededor de las 8.30 empezaron a tocar mientras la plaza de toros se llenaba hasta arriba. Se acabó el primer concierto. Ocultaron el escenario con un telón rojo, muy teatral. Cambio de instrumentos. Se acercaba el momento de ver a Alex Turner y los suyos. Minutos. Segundos.

Dance Little Liar fue la escogida por los monos para empezar el concierto, un poco lenta para abrir pero aún así la gente gritaba, cantaba y saltaba, aunque no tanto como lo hicieron con la segunda: Brianstorm, ésta sí que revolucionó al palacio entero. Con esta canción, primer single de su último disco, nos transmitieron la energía usual del grupo. Empezaron con las canciones de sus anteriores trabajos, dos seguidas: This House Is a Circus y Still Take You Home, para después realizar una versión de Nick Cave, Red Right Hand.

La fiebre alta llegó con la décima y la siguiente, The View from the Afternoon y I Bet You Look Good On The Dancefloor, respectivamente. Las dos hicieron estallar al público. Muy buenos e intensos 10 minutos. Más canciones, una detrás de otra con algún que otro intento de hablar español del señorito Turner...sin comentarios. Cornerstore, If You Were There, Beware, Pretty Visitors, Pretty Visitors, Do Me A Favour, When The Sun Goes Down y acabaron con Secret Door, con confeti incluido. En mi opinión, tema nada recomendable para finiquitar. Bien podría haber sido el broche de oro la antepenúltima canción.

Aunque como todos sabemos, los conciertos nunca acaban con una primera despedida, siempre vuelven a aparecer. Y así lo hizo el cuarteto. Reaparecieron para tocar dos más. Ambas de trabajos anteriores, Fluorent Adolescent con la que movimos más (aún) el esqueleto y para acabar definitivamente una lenta, 505.

Para ser monos tocáis muy bien.
Pero os olvidasteis de mi favorita...Old Yellow Bricks. Os dejo el vídeo.

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